jueves, 13 de mayo de 2010

Una Virtud poco Practicada - " La Lealtad "

La lealtad es una virtud que desarrolla nuestra conciencia, ella nos conduce profundamente a través de un proceso evolutivo que nos permitirá emerger como una persona más evolucionada.

La lealtad es un corresponder, una obligación que se tiene con los demás, es un compromiso a defender lo que creemos y en quien creemos. La lealtad es un valor, pues quien no la practicase queda solo, cuando somos leales, logramos llevar la amistad y cualquier otra relación a su etapa más profunda. Todos podemos tener un amigo superficial, o trabajar en un lugar simplemente porque nos pagan, sin embargo la lealtad implica un compromiso que va más hondo: es el estar con un amigo en las buenas y en las malas, es el trabajar no solo porque nos pagan, sino porque tenemos un compromiso más profundo con la empresa en donde trabajamos, y con la sociedad misma.

Para el Masón la Lealtad constituye un lazo de afecto que no reconoce soberanos, es un gran elemento de fuerza en el ser humano, que en la prosperidad no hace más que reforzarla y que la adversidad no puede quebrantarla, de tal forma que somos amigos del profano al igual que del hermano cuando el sol brilla o cuando sobreviene la contrariedad porque en nuestro pecho se abriga esa chispa llamada Lealtad, es un valor que no es fácil de encontrar.

Lo más común que suele ocurrir es que aquella persona que al saber que puede obtener algo de nosotros se nos acerque y cuando dejamos de serle útil nos abandona sin más. Es frecuente saber que alguien frecuenta un grupo contrario porque le da más beneficios. Y lo que acaba ocurriendo es que nadie confía en ese tipo de personas. Los conocidos se hacen amigos a través de la lealtad mutua esa es la esencia, con ella la amistad que se ha desarrollado en el compromiso de corazones entre dos personas, crece. En una relación de corazón a corazón, la lealtad desarrolla la confianza mutua.

La Lealtad dio a los apóstoles la elocuencia cuando predicaban su credo, hizo héroes a muchos mártires en diferentes guerras, genera miedo y hace temblar al poderoso y al tirano; porque ella firme vence pronto o tarde a la injusticia y a la traición, que es la hidra generadora de la inmoralidad social. Es el baluarte de la sociedad y al hombre que lo sabe y la practica le otorga su condición de caballero y ciudadano sin tacha; pues no hay moneda para comprarla, ni bien material que la sustituya. Ella te enseña a querer con firmeza, con toda tu mente y con toda la razón, poniendo lo mejor de uno y nos hace sentir la fuerza de nuestro propio destino.

Pero sepamos que este bello concepto se opone al de personas sin escrúpulos de conciencia, que pretenden imponer su voluntad por encima de todo, lograr unos fines -por demás inconfesables- sin reparar en la honestidad de los medios. Ninguno cuenta con el libre albedrío de la persona que pretenden doblegar. Vemos que emplean como armas las difamaciones, amenazas, calumnias..., etc. las que poco dicen a favor de quien las utiliza, alianzas pactadas en la sombra porque no se atreven a obrar a la luz del día, aprovechando debilidades ajenas para lograr sus objetivos.

No importa recibir golpes por muy traicioneros que sean, si con ello un hermano se ve libre. Por mantener incólume una amistad, por evitar que sea dañada la institución masónica. Porque el principio más honesto, honorable, moral y virtuoso de un masón es:
“Ser Leal a la Orden en General, a sus Hermanos, a las Tradiciones y a sus Principios”
VH.·. Marino de Armas