sábado, 31 de julio de 2010

El Hombre Libre y de Buenas Costumbres

Me fascina el masón que sabe  a  donde va, cual es su destino y cuales son sus ideales.
Me gusta el masón que empeña su palabra y sabe cumplirla a toda costa.
Me encanta el masón con capacidad para asumir las consecuencias de sus actos.
Me sorprende el masón que defiende la verdad de sus venerables hermanos aún a costa de privilegios, promesas y falsas vanidades.
Respeto al masón  que actúa a conciencia y con honestidad, ejerciendo su albedrío con sabiduría  y acierto.
Me maravilla el masón  que es respetuoso y justo con sus hermanos y consigo mismo.
El masón que agradece las gentilezas de sus hermanos y las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de su ser, que goza de la facultad de enriquecer su existencia regalando una sonrisa, de ofrecer sus manos y ayudar generosamente a edificar el templo de los otros sin esperar nada a cambio.
Me conquista el masón verdadero capaz de criticarme constructivamente y de frente, pero sin lastimarme ni herirme, pues tiene tacto.
Me gusta el masón que posee sentido de la justicia.
A éstos los llamo mis amigos.

Me gusta la actitud del buen  masón  que sabe de la  importancia de la alegría y predica con el ejemplo, motivando, persuadiendo y entusiasmando al logro de nobles ideales.
Me alegra el corazón cuando el masón  que mediante bromas me enseña  a vivir lo efímero de la  existencia  con humor.
Admiro al masón  que nunca  pierde su corazón de  niño  y se preocupa y ocupa su tiempo cuanto les acontece algo a ellos. 
Me  fascina la pureza del pensamiento del masón, cuando es libre de ataduras y arroja el costal de piedras de los odios, envidias, ambiciones y mas lastres que lo anclaban al pozo sin fondo, que le imbuyeron fuera de nuestros recintos sagrados.
Me entusiasma el masón sincero y franco, capaz de oponerse con elementos de juicio razonables a las decisiones de cualquiera.
Me gusta el masón leal,  constante y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideales de unión fraternal  se trata.
Me agrada el masón  de criterio amplio, y apertura de pensamiento a todas las filosofías y ciencias y no es fanático de lo que predica con el ejemplo, que no se avergüenza en reconocer que se equivocó o que no sabe algo.
El masón que, al aceptar sus errores, se esfuerza  genuinamente por no volver a  cometerlos. El masón que lucha contra  sus vicios e ignorancia.
A estos los llamo masón autentico.

Me persuade el masón  que piensa y medita  internamente.
El masón  que valora a sus semejantes no como lucen, ni por lo que  poseen.
El masón que no juzga, ni deja que otros juzguen.
El masón que defiende sus convicciones y nobles ideales, aunque sepa lo elevado del precio que tendrá que pagar.
Respeto al masón que tiene personalidad.
El Masón capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón.
Admiro al masón que mira para abajo al caído, solo para levantarlo.
A estos los llamo Caballero Francmasón.

La sensibilidad, el coraje, la solidaridad, la bondad, el respeto, el honor, los valores, la alegría, la humildad, la fe, la felicidad, el tacto, la confianza, la esperanza, el agradecimiento, la sabiduría, los sueños, la lealtad, el corazón, y el amor para los demás y propio son cosas fundamentales para llamarse.
“Hombres Libres y de Buenas Costumbres”.

Con masones de esa altura, me comprometo para lo que sea por el resto de mi vida, ya que al tenerlos junto a mi  me doy por bien retribuido.
                         Gracias por aceptarme ser masón. 

jueves, 29 de julio de 2010

Nunca, Nunca Te Rindas... Puedes Llegar!!!

Muchas veces nos afligimos ante los problemas, muchas veces no son apoyadas causas nobles, hoy decimos “Querer es Poder”, defendamos con el corazón nuestros sueños, apoyemos las causas nobles y justas.

Aunque el precio sea muy elevado, aunque se vea solo luchando por sus ideales, sepa que siempre habrá alguien que recordara sus buenas obras. La vida es un reto y un desafió constante, la fe y los ideales son los que nos mantienen vivos.

 “La esperanza es un árbol en flor, que se balancea dulcemente al soplo de las ilusiones”. 

VM.·. Marino de Armas

jueves, 8 de julio de 2010

Viaja al Oriente Eterno

Humberto Pérez Luís, Orador de Honor Ad Vitam
Respetable Logia Añaza
50 Años en la Orden Masónica


Desde tiempos inmemoriales ha sido costumbre dentro de la Fraternidad de Libres y Aceptados Masones, acompañar su cuerpo al lugar de sepultura y depositar ahí sus restos con las formalidades usuales.

De conformidad con este uso y por petición expresa de nuestro Hermano fallecido, cuya memoria reverenciamos hoy, es que reunidos en nuestro carácter de Masones procedimos a devolver su cuerpo a la Tierra de donde vino y ofrecer a su memoria ante el mundo el último tributo de nuestro fraternal afecto; demostramos así la sinceridad de nuestra  fraternidad y nuestra inviolable sujeción a los principios de la Orden.

Que tu alma descanse en paz unida al creador, en la Gran Logia Celestial.
Hevenu Shalom Aleichem

Venerable Maestro Añaza Nº 33
Marino de Armas

jueves, 1 de julio de 2010

Por que, las Honras Fúnebres Masónicas

Que estos videos sirvan para ilustrar y recordar este lugar, donde todos somos iguales (ricos, pobres - políticos, obreros - personas de diferentes credos - blancos y negros). Dichoso aquel que comprende la esencia de tan solemne acto y algún día rogara a sus hermanos, que le sean celebradas Honras Fúnebres Masónicas.

Para el diremos:
“Querido hermano el tiempo vuela y nos hace reflexionar, hoy voz viajaras por el sendero que un día yo recorrí; el GADU.·. en su infinita misericordia te recordara cuan afortunado fuiste en la vida y en la muerte con nuestra fraternidad,  cuantas obras con amor y corazón realizaste a nuestro lado.
Por todo ello y por todos, te deseo que el GADU.·. guarde tu espíritu al llegar a las puertas de la Logia Celestial y tu alma repose en su seno en paz”.

Shalom Aleichem 

VM.·. Marino de Armas



Actos fúnebres masonicos. Primera parte.


Actos fúnebres masonicos. Segunda parte.


Método Rosacruz para el Cuidado de los Muertos

Durante su vida en el mundo físico, el Ego humano funciona mediante sus cuatro vehículos: el cuerpo físico, el vital el de deseos y el mental, todos conectados entre sí por el Cordón de Plata. Durante la noche, el Ego se retira a los mundos internos, llevándose consigo el cuerpo mental y el de deseos, y dejando el cuerpo físico, junto con el vital, acostados en la cama. Primero, el Ego armoniza rítmicamente la mente y el cuerpo de deseos. Éstos, después, trabajan sobre el cuerpo vital y entonces éste comienza a restaurar la salud y la vitalidad de los átomos físicos cansados y desgastados.

Esta restauración puede hacerse únicamente mientras el cuerpo de deseos y la mente están ausentes, porque son sus actividades las que desgastan la energía física durante el día y, para liberar al cuerpo vital con el fin de que reconstruya el vehículo físico exhausto, el Ego y los dos vehículos superiores - el cuerpo de deseos y la mente - se separan de los dos vehículos inferiores, permaneciendo, sin embargo, conectados por el Cordón Plateado.

Al ocurrir la muerte, cuando el vehículo físico ya no puede sujetarse a sus vehículos superiores, cuando se impone su desintegración, el Ego se ve obligado a abandonar la casa de arcilla que ha construido y ha utilizado durante un determinado tiempo, y en la que ha aprendido muchas lecciones útiles y provechosas para el desarrollo del alma. Llega entonces para él un período del sendero de la evolución, en el que ha de tomarse un tiempo para asimilar las lecciones que aprendió mientras funcionaba en el mundo material.

La muerte es para el alma lo que el sueño es para el cuerpo físico: un tiempo de descanso y recuperación, para que el espíritu pueda extraer de esas experiencias un mayor poder del alma.

Al producirse la muerte, el Ego abandona el cuerpo físico por la sutura entre los parietales y el occipital, pero el cuerpo vital, en lugar de permanecer con el cuerpo físico, como ocurre durante el sueño, lo abandona también, junto con el de deseos y el mental, ya que el trabajo del espíritu en el mundo físico ha concluido por esta vida. El cuerpo vital, entonces, ha de llevar a cabo un trabajo diferente del de mantener sanos los átomos del cuerpo físico.

Al producirse la muerte, se puede ver los cuerpos vital, de deseos y mental, abandonando el cuerpo físico por la cabeza. El Espíritu, que está abandonando su prisión terrenal para que se descomponga, se lleva consigo su más preciada pertenencia, el átomo simiente, la única parte del cuerpo físico que no puede morir y que trae con él a la Tierra con cada nueva vida. Durante la vida terrena es un diminuto átomo situado en el ápice del ventrículo izquierdo del corazón y al que se denomina el átomo simiente permanente. Este átomo ha sido el núcleo de todos los cuerpos físicos que el Espíritu ha tenido, desde que recibió el primero. Al hablar de un átomo simiente permanente no nos referimos al átomo físico, sino a las fuerzas que fluyen a su través. Estas fuerzas permanecen con el Ego, vida tras vida, hasta que termine su evolución en el mundo físico. Entonces se transferirán al átomo simiente del cuerpo vital, que se convertirá en el átomo simiente permanente durante el próximo Período de evolución.

Volviendo al momento en que el Ego abandona su cuerpo físico en el instante que llamamos muerte, el Espíritu inicia un período de extrema importancia. Los parientes y amigos deberían ser más cuidadosos para preservar a su ser querido de excitación, dolor y trastornos de cualquier clase. El cuerpo no debería ser mutilado ni los líquidos para el embalsamamiento deberían utilizarse antes de 84 horas tras el momento en que el Espíritu dejó de funcionar en el cuerpo. El motivo es el siguiente:

En el momento de la muerte, se rompe el cordón Plateado, como recuerda la Biblia en el capítulo 12 del Eclesiastés. Este cordón mantiene unidos los vehículos superiores y los inferiores y, con la muerte, se produce su ruptura en el corazón, lo que hace que éste deje de latir. Cuando esto sucede, el Ego, con sus tres vehículos, vital, de deseos y mental, pueden verse clarividentemente flotando sobre la cabeza del cuerpo físico hasta tres días y medio. Durante ese período el Espíritu está ocupado en contemplar las escenas de su pasada vida, impresas en el átomo simiente permanente del corazón. Esa impresión sobre el átomo simiente ha sido obra de la sangre. La Biblia también nos dice que el Espíritu está en la sangre. La sangre es el vehículo directo del Espíritu.

El corazón y los pulmones son los únicos órganos del cuerpo humano por los que pasa toda la sangre del organismo continuamente y, además, el primero, la plaza fuerte del Ego. Las escenas vividas cada instante se trasladan por la sangre al corazón y allí se graban en el diminuto átomo simiente. Éste contiene también las experiencias de las vidas pasadas y envía muchas impresiones al hombre, que le enseñan la diferencia entre el bien y el mal, convirtiéndose así en su conciencia.

La razón por la que es necesario que reine la paz en la casa del muerto es la siguiente: el cuerpo vital es el vehículo utilizado, inmediatamente tras la muerte, para grabar las impresiones existentes en el átomo simiente del cuerpo físico, situado en el corazón, al átomo simiente del cuerpo de deseos. Durante ese trabajo, el Cordón de Plata permanece interrumpido, aunque no roto. El Ego está aún consciente de sus vehículos, sintiendo y sufriendo en cierta medida, si se mutila el cuerpo. Si se distrae al Espíritu durante la grabación, las impresiones se grabarán débiles y confusas y, cuando ese Espíritu regrese para el siguiente renacimiento, no las traerá consigo como conciencia con la claridad con que lo hubiera hecho de haberse grabado claramente, porque, en el Mundo del Deseo no pudo sentir remordimientos por los errores ni gozo por las buenas acciones con la intensidad con que lo hubiera hecho si no hubiese sido afectada su grabación.

Cuando el panorama de la vida se ha grabado completamente en el cuerpo de deseos, el Cordón de Plata se rompe y el Ego queda liberado de su hogar terrestre. El cuerpo debería entonces ser incinerado porque la cremación libera rápidamente al espíritu, al tiempo que constituye un modo más higiénico para que la naturaleza pueda disponer del cuerpo.

Confiemos en que la Humanidad despierte pronto al apropiado cuidado de sus muertos y tengamos una ciencia de la muerte, como tenemos una ciencia de la vida.

Es importante que la persona conocedora del perjuicio que puede causar un tratamiento inadecuado del cuerpo tras la muerte, deje instrucciones escritas sobre cómo desea que sea tratado el suyo propio.

Existe un impreso, que se suministra a petición, en el que la Fraternidad Rosacruz expone los métodos para el cuidado del cuerpo apenas acaecida la muerte. Indica el procedimiento que el seguidor de las Enseñanzas de la Sabiduría Occidental acepta como necesario para su propia transición al más allá.