sábado, 29 de octubre de 2011

El código de Copiale Chipre, en Alemania


Expertos en computación han logrado descifrar un famoso criptógrama alemán del siglo XVIII. Se trata de un manuscrito escrito a mano en símbolos abstractos y letras romanas que cubren meticulosamente 105 páginas amarillentas, y que había permanecido oculto en las profundidades de un archivo académico.

 Ahora, más de dos siglos después de su edición, los 75.000 caracteres del “Copiale Chipre” finalmente ha sido descifrado. El misterioso criptograma, encuadernado en oro y papel de brocado verde, revela los rituales y las inclinaciones políticas de una sociedad secreta del siglo XVIII en Alemania. Los rituales que se detallan en el documento indican que tenían interés hacia la cirugía ocular y la oftalmología, aunque parece que los miembros de la sociedad secreta no eran propiamente oftalmólogos.

"Esto abre una ventana para las personas que estudian la historia de las ideas y la las sociedades secretas", dijo el científico Kevin Knight de la Viterbi School of Engineering en la Universidad del Sur de California, que forma parte del equipo internacional que finalmente abrió el cifrado. "Los historiadores creen que las sociedades secretas han tenido un papel en las revoluciones, pero aún no todo se ha resuelto y la razón es en gran parte por la existencia de tantos documentos cifrados".

Para desentrañar el “Copiale Chipre”, Knight y sus colegas Beata Megyesi y Christiane Schaefer de la Universidad de Uppsala en Suecia rastrearon el manuscrito original, que fue encontrado en la Academia de Berlín Oriental después de la Guerra Fría, y que se encuentra ahora en una colección privada. A continuación, transcribieron una versión legible por máquina del texto, mediante un programa informático creado por Knight para ayudar a cuantificar la concurrencia de ciertos símbolos y otros patrones. El equipo de descifrado comenzó sin siquiera conocer el idioma del texto cifrado. Pero tenían una corazonada acerca de los caracteres romanos y griegos distribuidos en todo el manuscrito, de forma que los aislaron de los símbolos abstractos y los examinaron como el código de verdad. "Nos llevó mucho tiempo y resultó un completo fracaso", dice Knight.

Después de probar 80 idiomas, el equipo de criptografía se dio cuenta de los personajes romanos eran "nulos", con la intención de engañar al lector. Eran los símbolos abstractos los que contenían el mensaje. Posteriormente, el equipo probó la hipótesis de que los símbolos abstractos con formas similares representan la misma letra, o grupos de letras. Con el tiempo, surgieron las primeras palabras significativas en alemán: "ceremonias de iniciación," seguida por "sección secreta".

Knight también trata de aplicar su software de descifrado asistido por ordenador a otros códigos famosos sin resolver, como la última sección de "Kryptos", un mensaje cifrado tallado en una escultura de granito y que se encuentra en los terrenos de la sede de la CIA, y el Manuscrito Voynich, un documento medieval que ha desconcertado a los criptógrafos profesionales durante décadas.

En 1990, el artista James Sanborn realizó la escultura Kryptos (término griego para designar lo oculto o escondido) para las instalaciones de la C.I.A. en Langley, Virginia. Durante el proceso creativo trabajó junto al criptólogo Edward Scheidt y juntos lograron cincelar, sobre una base de cobre, cuarzo y granito, un mensaje de 865 caracteres como "una meditación sobre la naturaleza de lo secreto y la elusividad de la de verdad". El significado de este código solo fue compartido con William Webster, director de la C.I.A. en el tiempo de la construcción y, desde entonces, nadie ha logrado decodificar su mensaje.
Al respecto solo podemos agregar, que el mensaje de esta obra de arte y el existente en otros disímiles lugares es hermético pero no inescrutable; solo es un medio de preservar el secreto de los ojos profanos.