El colapso que sufrió fue un aviso serio y tuvo que aparcar la música. No le resultó fácil. Cuando veía tocar a la banda municipal de Santa Cruz se le saltaban las lágrimas. Le dolía no estar entre sus compañeros melómanos.
La música nunca fue un capricho o una distracción para Luís. Estudió en el Conservatorio Superior de Música y a los 21 años ya manejaba varios instrumentos. De todo eso, poco ha cambiado. A sus 65 años sigue tocando, aunque ya no por dinero, sino para pasar un buen rato con sus amigos. Como algunos de ellos tienen bodegas, todos los lunes, en una o en otra, organizan comidas y le dan a las cuerdas un rato. También sigue trabajando, y mucho, en la enseñanza. Lleva 25 años de inspector de
Sin embargo, a pesar de que su vida está tan ocupada como antes, de que nunca fue capaz de dejar de hacer cosas, Luís no ha vuelto a perder pie. Ha encauzado su vida. Y lo ha hecho a través de la masonería, la medicina alternativa y el reiki.
"El reiki es el no va más. La energía cósmica pasa a través de ti y puedes ayudar a los demás", explica. Asegura que, con ese método se puede lograr que las personas se sientan mejor, aliviándose sus dolencias y recuperen su salud. No es sencillo. Hace falta estudiar mucho y practicar. Pero, una vez logrado, el grado de satisfacción que alcanza por haber hecho un bien es muy alto. También lo hace con la masonería.
Afirma que él es masón desde pequeño, desde mucho antes de ingresar en una logia. Es lo que siente, lo que siempre ha barruntado su corazón.
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Ahora las cosas han cambiado y Luís puede practicar la masonería sin miedo. Su dedicación, su fe y sus obras han hecho que haya escalado puestos hasta ser el nuevo Venerable de
"La masonería tiene como objetivo ayudar a los demás de forma incondicional y sin desvelar que les has ayudado", resume. Contiene todos los símbolos de las medicinas alternativas, y sus rituales, mil veces explicados en la literatura, facilitan a los miembros de las logias poder acceder a la energía que necesitan para luego revertirla en otras personas.
"No podemos hablar de los ritos. Lo que pasa en una tenida (reunión) se queda en la tenida", explica. De todas formas, asegura que es muy difícil narrar lo que uno siente en los rituales. "No hay palabras. Hay que experimentarlo", indica.
En cualquier caso, a él le funciona. Le sirve para encajar todas las piezas que encienden el motor de su vida, que le impulsan a ser mejor persona y que le muestran el camino a seguir; un camino estrecho, con obstáculos y precipicios, pero en el que aprende muchas cosas cada día, a cada paso que da.
Esa senda, es como la vida misma debes ser guiado; le recuerda uno de los lugares que más le gustan del mundo y en el que ya estuvo hace años, a finales de los 70. "Es el sitio más bonito de Canarias y es casi inaccesible" por los peligros que conlleva. Se trata del Barranco del Río, en
El paisaje, con puentes estrechos sobre el vacío, paredes de roca que se hacen respetar, subidas empinadas y bajadas resbaladizas, impone bastante. Tardó doce horas en subir y bajar. Claro que era más joven y hacía mucho deporte. Durante la mili ganó varias medallas de oro en diversas competiciones de atletismo, en triple salto.
Recuerda que durante la excursión por el Barranco del Río hay un lugar clave: Lomo Corto. Es imprescindible no pararse allí, aunque apetezca. "Si lo haces, ya no puedes seguir. Es mejor continuar, continuar y continuar en caliente hasta el final" para no dar tiempo al cuerpo a que se rinda. Sólo así es posible llegar a la meta y disfrutar de las cascadas que salen de la roca.
En su vida, Luís Pérez Martín hace lo mismo. No da tregua a su mente ni a su cuerpo. Permanece activo al cien por cien y, si nació masón también morirá masón.